Artículosoctubre 28, 2021por 0El viento externo pierde fuerza

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Eduardo Jiménez Sánchez, Jefe del Sistema de Información de Macroconsult

Un entorno internacional favorable es una condición necesaria para que la economía peruana pueda crecer a tasas razonablemente altas. Este ha venido siendo el caso en lo que va de 2021: las economías de China y Estados Unidos vienen mostrando altas tasas de crecimiento, generando un alto dinamismo de la demanda para nuestros productos y que el precio del cobre, nuestro principal producto de exportación, alcance récords.

Sin embargo, en las últimas semanas, el viento externo favorable parece estar perdiendo fuerza y es que varios riesgos aparecen en el horizonte. El primero de estos es que las condiciones monetarias, que han sido muy flexibles durante la pandemia, se endurezcan rápidamente en los próximos meses. Estados Unidos anunció el inició de la reducción de compras de activos (el llamado tapering) y otros bancos centrales vienen elevando sus tasas de interés de referencia rápidamente, todo esto como respuesta a la elevación de la inflación global.

Un segundo riesgo, que justamente ha contribuido al incremento de la inflación, y que podría prologarla más de lo anticipado, es la crisis energética que viven China y Europa. Esto ha hecho que el precio del petróleo llegue a alrededor de los US$ 85 por barril, niveles no vistos desde el gran cambio estructural que sufrió ese mercado en el 2014 (con la explotación, económicamente viable, del petróleo de esquisto). Y esta situación podría complicarse aún más, puesto que se espera la llegada del fenómeno de La Niña en el Pacífico Central haga aún más frío el invierno en el hemisferio norte, siendo necesario elevar la demanda de petróleo (y de gas), presionando aún más el precio de dicho producto.

Pero los efectos de la crisis energética van más allá, pues ha obligado a cerrar empresas en varias zonas de China, comprometiendo el crecimiento de su economía. En esa misma línea, un tercer riesgo es la crisis inmobiliaria que vive ese país. El default de Evergrande mostró la delicada situación de ese sector y la necesidad de que este comience a perder importancia en el Producto Bruto Interno (PBI) chino, lo que implica que ese sector crezca a tasas muy bajas, o negativas, en los próximos años, apagando un motor de crecimiento.

Un cuarto riesgo es la elevación del costo de movimiento de contenedores y, en general, los problemas en las cadenas logísticas mundiales. Esto, además de retrasar el movimiento de mercancías alrededor del mundo y complicar el flujo normal de comercio, esta también contribuyendo a la inflación global, pues los costos se han multiplicado por tres o cuatro, o aún más, dependiendo de la ruta.

Un menor dinamismo mundial podría empeorar el panorama para la economía peruana durante el 2022. Si el gobierno no calma la incertidumbre política actual, el estimado de crecimiento de 2.5% para el próximo año tendría que ser revisado a la baja.

 

 

 

 

 

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