Stephani Maita, economista de Macroconsult
El inicio de la pandemia y las medidas de distanciamiento social que se tomaron a fin de evitar la propagación del covid-19 trajeron consigo, entre otras cosas, la virtualización de la educación en todos sus niveles. Durante los años siguientes, si bien muchas actividades fueron retomándose paulatinamente como parte del proceso de reactivación económica, este no fue el caso del sector educación.
Luego de algunas idas y venidas por parte del ejecutivo durante las últimas semanas del 2021, el nuevo ministro de educación, Rosendo Serna, anunció el retorno a clases presenciales en jornada completa para la educación básica regular urbana -antes se había contemplado por solo cuatro horas al día. Este retorno a la presencialidad se daría durante la última semana de marzo para, según el ministro, dar espacio a los y las profesoras de preparar el año escolar. Sin embargo, a pesar de la ampliación del número de horas de clase presencial al día, el retraso del inicio del año escolar reduciría en casi un mes la jornada escolar anual.
Por otra parte, si bien el retorno a clases enfrentará, además, otros retos relacionados al cumplimiento de los protocolos de distanciamiento y ventilación, lo harán también otros servicios que son prestados en las escuelas, como es el caso del servicio alimentario brindado por Qali Warma.
Este programa, cambió su estrategia de entrega de alimentos desde el inicio de la pandemia para que los Comités de Alimentación Escolar de cada centro educativo entreguen a los padres y madres de familia los insumos necesarios para la preparación en casa de los alimentos que antes se servían en la escuela.
Considerando la ampliación de la jornada escolar presencial y la mayor permanencia en la escuela de los y las alumnas que eso conlleva, de mantenerse el modelo actual, este podría no resultar eficiente pues no garantizaría que los más de 4 millones de alumnos beneficiarios a nivel nacional reciban sus alimentos de forma adecuada y en los momentos pertinentes. Todo ello sin considerar que, además, según las últimas disposiciones del Minedu para el año escolar 2022, el consumo de alimentos estará permitido solo en escuelas rurales.
Por otra parte, volver al esquema original del servicio podría no ser viable debido a las condiciones físicas de los centros educativos y los requerimos de ventilación y distanciamiento. En esa línea, es importante garantizar que durante el tiempo disponible previo al inicio de clases se logren las condiciones para un adecuado servicio de entrega de alimentos, el cual deberá no solo garantizar que los y las alumnas beneficiarias reciban sus dosis alimentarias de forma oportuna, sino que también deberá asegurar que esta se dé de forma segura en el actual contexto de la pandemia.