En los últimos 20 años, los envíos al exterior de productos agropecuarios no tradicionales han mostrado un gran dinamismo, pasando de US$ 394 millones en el 2000 a US$ 6,817 millones en 2020, lo que representó un crecimiento anual promedio de 15.3%. De hecho, el año pasado las exportaciones de dichos productos aumentaron 8.3% a pesar de una de las mayores crisis económicas de nuestra historia reciente a causa de la pandemia del covid-19, siendo el único gran sector que pudo incrementar sus ventas al mundo.
Como resultado, las agroexportaciones pasaron a representar la segunda fuente de divisas del país, solo después de la minería, con impactos positivos sobre la generación de empleo y la calidad de vida de los trabajadores vinculados al sector.
Hacia adelante, el sector agroexportador tiene un alto potencial para continuar creciendo debido a la gran demanda mundial por alimentos saludables, ventajas naturales que han permitido obtener cultivos con altos rendimientos a comparación de nuestros principales competidores y el aún bajo posicionamiento en países de destino claves.
Al respecto, en Macroconsult hemos identificado un grupo de productos agropecuarios, principalmente frutas, con las condiciones para incrementar sus exportaciones en alrededor US$ 3,000 millones en un plazo de tiempo relativamente corto, monto que equivale a poco más de 40% de los envíos actuales.
Sin embargo, a pesar del importante avance y gran potencial del sector agroexportador, existen ciertas barreras que podrían limitar su crecimiento a futuro. Entre las más importantes, se tiene la falta de una adecuada infraestructura de riego: menos del 40% de la superficie agrícola se encuentra bajo riego y de esta solo el 12% utiliza sistemas de riego eficientes como goteo, aspersión y exudación. Asimismo, aún se encuentran paralizados proyectos de irrigación que añadirían unas 107 mil nuevas hectáreas y mejorarían cerca de 70 mil hectáreas existentes.
Otra limitante es el poco desarrollo e inclusión del pequeño agricultor en la cadena de valor, debido en parte al bajo acceso al crédito formal (solo 8% del total) ante las altas tasas de interés, la falta de garantías crediticias, derechos de propiedad y el incumplimiento de pago anteriores (por ejemplo, a causa de eventos climatológicos extremos). Además, está la escasa asistencia técnica y capacitación, en particular, en relación con el manejo empresarial.
Finalmente, otra barrera es la ineficiencia del marco regulatorio e institucional. Las últimas protestas que llevaron a la modificación del marco normativo del sector agroexportador fueron en gran medida a causa de que el Estado no pudo garantizar el cumplimiento de las normas laborales. Se debería continuar fortaleciendo las instituciones vinculadas directamente al desarrollo del sector agroexportador y promover la participación de los diferentes actores tanto públicos como privados.