Por Katherine Sánchez, Economista de Macroconsult
A una semana de haber celebrado el bicentenario y de la toma del cargo de Presidente del Perú por Pedro Castillo, se inicia un nuevo ciclo para el país, en el cual será inevitable la construcción de consensos y el establecimiento de prioridades para la recuperación de los efectos causados por la crisis sanitaria, además de los problemas estructurales que ya enfrentaba la población previo a ella.
La discusión, por el momento, se encuentra enfocada en los miembros que conforman el gabinete propuesto por el Presidente, con lo cual aún la incertidumbre prima sobre algunos sectores de la población. Sin embargo, resulta importante tener una línea referencial sobre las políticas que el ejecutivo espera plantear.
De manera particular, y partiendo del discurso presidencial, en el caso de la política social, si bien se escucharon propuestas en el marco de educación, empleo y producción, estas parecieran ser propuestas independientes y no queda del todo claro la forma en cómo estas políticas podrían ser articuladas para la recuperación de las poblaciones pobres y vulnerables.
Si bien la baja o, algunas veces, nula articulación de las políticas no es un problema reciente, urge la priorización de políticas sociales integrales que busquen incidir en todo el ciclo de vida de la persona, tomando en cuenta un enfoque intercultural y de género en el planteamiento de estas. Es esperable que programas de reducción de la pobreza y vulnerabilidad monetaria en el ámbito rural no tengan el mismo enfoque que aquellas a ser consideradas para el ámbito urbano, teniendo el primero, principalmente, un enfoque productivo y articulador con el mercado local y regional, mientras el segundo, un enfoque de empleabilidad y productividad. La pobreza, a su vez, no podrá ser superada en tanto existan problemas de oferta educativa, ya sea por la calidad de la infraestructura (presencial y virtual) o por la calidad de la enseñanza, o de aprovechamiento de aprendizajes. Esto último se encuentra estrechamente relacionado al desarrollo infantil temprano, el cual, a su vez, se encuentra relacionado con el acceso limitado de servicios, a las formas de cuidado de los niños y niñas, y a la inseguridad alimentaria.
Lo anterior está relacionado a la necesidad de una reactivación social, la cual es tan necesaria como la reactivación económica y ninguna se dará independientemente de la otra. Las discusiones y polarización pierden sentido en un momento en donde es relevante generar certidumbre sobre el entorno económico y social. Esto con el fin de que la población, procure, de alguna manera, su tranquilidad ante ya una situación compleja de crisis económica y sanitaria producto de la pandemia.
Finalmente, quienes se beneficien de un entorno económico favorable debería ser la población en general. Sin ello, difícilmente las políticas sociales, ya sean relacionadas a empleo, vulnerabilidad alimentaria, producción, educación u otras, podrán ser sostenibles en el tiempo.