Sandra Flores, Economista Senior de Macroconsult
De acuerdo con Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la migración venezolana se ha convertido en una de las principales crisis de desplazamiento en el mundo. A la fecha hay 6 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en todo el mundo, siendo América Latina y el Caribe, la región que concentra al 84% de esta población (5.1 millones).
Si bien actualmente, con el “Plan Vuelta a la Patria”, creado por el presidente Nicolás Maduro en 2018, han retornado a Venezuela un total de casi 28 mil personas, ACNUR asegura que la población venezolana continúa saliendo del país con el fin de huir de la violencia, la inseguridad y la falta de servicios esenciales.
Entre inicios de 2020 y finales de 2021, el flujo de migrantes y refugiados venezolanos aumentó en poco más de un millón. Es decir, las restricciones de movilización de la pandemia de la COVID-19 no pararon el flujo migratorio, sino que motivó una tendencia creciente de la población a recurrir a rutas irregulares y cruces fronterizos informales, exponiéndose a condiciones adversas como: caminos peligrosos, trata de personas, explotación y abuso de contrabandistas, entre otros. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2021, la principal razón de la población para emigrar de Venezuela es la búsqueda de trabajo, seguido de reagrupación familiar.
Perú y Colombia, principales países receptores de la migración venezolana, han sido testigos de este reciente flujo migratorio. Entre marzo 2020 y diciembre 2021 el Perú recibió 425 mil nuevos migrantes venezolanos, mientras que Colombia 71 mil. De esta manera, actualmente Perú y Colombia cuentan con una población venezolana migrante de 1.3 millones y 1.8 millones, respectivamente. El Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes (RMRP,2022) estima que el flujo migratorio continúe aumentado. Por ejemplo, considera que el Perú cerrará el 2022 con un total de 1.45 millones de migrantes venezolanos, puesto que estima que las necesidades de esta población continuarán agravándose.
Por otro lado, un punto sin duda a resaltar es que la migración venezolana en el Perú ocurre en un momento en el que el país tiene dificultades para atender a la población. Vera y Jiménez (2020), encuentran evidencia preliminar que sugiere que la magnitud y rapidez de la migración venezolana está incidiendo en la provisión de servicios públicos, generando problemas de congestión. Hecho que refleja las limitaciones estructurales del Perú para facilitar la integración social y económica.
Sin duda, la crisis migratoria venezolana no ha llegado a su fin y es un tema que no debe perderse de vista, sobre todo, cuando el Perú es el segundo país que hospeda a una importante proporción de población venezolana migrante, la cual, además, ha sido fuertemente golpeada por la pandemia. Actualmente en el Perú hay 41 organizaciones (entre ONGS internacionales, agencias de las naciones unidas y miembros de la sociedad civil) que trabajan en la protección de los derechos y oportunidades de integración de esta población.