Pamela Bernabé, economista junior de Macroconsult
En el periodo 2000-2019, China creció en promedio a una tasa de 9% por año, muy encima del crecimiento mundial (ver gráfico 1). Sin embargo, este año el escenario es totalmente distinto, ya que por primera vez desde 1989, la segunda economía del mundo no podrá cumplir con su objetivo de crecimiento económico.
China inició el año con su economía en estado vulnerable, en medio de la crisis inmobiliaria producto de las estrictas regulaciones que el Gobierno implementó con el fin de reducir el sobreendeudamiento de dicho sector. A esto se sumó el endurecimiento de las restricciones a la actividad productiva a causa de la política “cero covid” del Gobierno, lo que significó el confinamiento de grandes centros económicos como Shanghái, Shenzhen y Chengdú.
A medida que ambas situaciones se volvían críticas los efectos negativos sobre la economía china se volvieron cada vez más generalizados. Ante ello, las autoridades trataron de contener la desaceleración de la actividad desplegando medidas de estímulo fiscal y monetario, las cuales fueron desde las flexibilizaciones regulatorias y el impulso a la inversión en infraestructura; hasta la inyección directa de liquidez a su sistema financiero y la reducción de tasas de interés.
Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado revertir los impactos de ambas políticas. Si bien el crecimiento de China sorprendió al alcanzar un 3.9 % interanual en el tercer trimestre, en comparación con el 0.4 % del segundo, la actividad se desaceleró nuevamente en octubre: (i) las exportaciones y las importaciones se contrajeron 0.3% y 0.7% interanual respectivamente; (ii) la inflación se desaceleró; (iii) las ventas minoritas se redujeron en -0.5%; y (iv) las ventas inmobiliarias cayeron 28%, por decimosexto mes consecutivo.
Todo ello le ha costado a China sucesivas revisiones a la baja en su proyección de crecimiento para este año y el próximo. Sin embargo, las acciones recientes del Gobierno podrían dar cierto aire.
PBI real global y de China (Var. % anual)
Fuente: FMI (World Economic Outlook, WEO). Elaboración: Macroconsult.
Un nuevo giro de política
Recientemente, tras la celebración del XX Congreso del Partido Comunista, el Gobierno chino ha empezado a dar señales de lo que parece ser un nuevo giro en su política económica.
En esa línea, las autoridades han anunciado un conjunto de medidas de rescate a su sector inmobiliario, retrocediendo, en parte, en las reformas implementadas hace dos años. Asimismo, ha empezado a mostrar un cierto cambio de enfoque en su respuesta frente al covid-19, relajando algunas de sus restricciones, en medio de un nuevo repunte de contagios en el país.
Así, ante una postura más pragmática del Gobierno, las perspectivas de crecimiento hacia el próximo año se tornan más optimistas.
No obstante, a comparación de otros años, China enfrentará un sector externo más complicado, donde muchos de sus socios comerciales comenzarán a desacelerarse en un entorno de políticas contractivas. Esto dificultará que China trate de impulsar su crecimiento en base al comercio exterior.
Además, mientras el Gobierno siga persiguiendo el objetivo “cero covid”, los beneficios esperados de este nuevo “giro de política” serán limitados.